Al principio fue una locura, no sabia como organizarme, asi que para no repetirme mucho me quedé con tres modelos que elegí en función de la fruta, naranja, fresa y kiwi, de las galletas y de los colores y los fui variando hasta quedarme en 9 modelos diferentes.
De fresa ...
De naranja...
De kiwi...
Lo que más tiempo me llevó fue encontrar los truquillos para marcar el fieltro sin que se viera la tinta, darle la misma forma a todas las tartaletas y decorar las galletas, pero con imaginación me las fui inventando.
Primero hice una prueba para elegir el tamaño y a partir de ahí me generé mis propias plantillas de todos los elementos. Como no encontraba la forma de pasarlas al fieltro sin dejar marcas se me ocurrió utilizar el pegamento temporal especial para pachtwork, que no ensucia la tela ni las agujas, imprimir las plantillas en papel y pegarlas sobre el fieltro, luego iba recortando sobre el papel.
Para que las tartaletas me salieran iguales utilicé un vaso, concretamente de Nocilla, y me salian con la forma y el tamaño perfectos, además todas iguales.
Para decorar las galletas empecé a hacerles los cuadritos con hilo, pero no me cundía, así que terminé haciendolas con tubitos de pintura de la marca Carioca, que ofrece mucha variedad de acabados y el resultado es muy bueno.
Os dejo mis plantillas por si alguien se anima a hacer cupcakes en serie.
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